November 29th, 2019
La sucesión generacional se ha revelado como uno de los problemas críticos de la empresa familiar, como lo demuestra el dato de que la mayoría de este tipo de empresas no llegan a la tercera generación. Unido a este problema está el de la permanencia del control de la empresa en el núcleo familiar. Por lo tanto, la preparación de la sucesión es un aspecto fundamental en las empresas familiares y la mentalización acerca de la importancia de esta cuestión, es un factor clave para su continuidad.
La preparación de la sucesión implica la imprescindible colaboración de las partes que van a intervenir y requiere una planificación serena y reflexiva de la misma.
Este proceso puede originar tensiones, entre las que podemos citar las siguientes:
Resistencia del fundador a aceptar su retiro y a que la sucesión se realice.
Tensiones entre el fundador y los candidatos a sucederle por la designación del sucesor.
Tensiones entre los propios candidatos a la sucesión.
Tensiones entre el fundador y el sucesor con respecto a los criterios de gestión de la empresa.
Discrepancias entre socios familiares sobre el nombramiento del máximo ejecutivo en la empresa.
Al margen de los aspectos formales de la sucesión preciso prestar atención a un factor que es decisivo en el proceso de incorporación de los sucesores legales a la gestión de la empresa: su adecuada formación. La formación de los sucesores desborda los aspectos técnicos, propios de un desempeño profesional, para comprender múltiples facetas que conforman la capacidad de liderazgo. La visión de ese liderazgo por los socios, y por los trabajadores ajenos a la propiedad, es un factor de éxito cuya planificación debe ser abordada poniendo el mayor interés en la adecuada formación de todos los sucesores potenciales. En caso de duda sobre la capacidad de los candidatos a la sucesión, debería considerarse la alternativa de planificar la gestión profesional al margen de la familia.